Contra la malnutrición. Día Mundial del Huevo
Hace pocas semanas se realizó en el Ecuador la ceremonia de ‘Jura de la Bandera’, ocasión que fue aprovechada por miles de padres y madres de familia para expresar en las redes sociales el orgullo cívico que sienten por sus hijos e hijas; pero también circularon cientos de videos de chicos y chicas desvaneciéndose durante la ceremonia tras permanecer de pie un par de horas. Más allá de lo chusco, esos episodios revelan una señal de alerta: aquellos desmayos bien pueden ser la consecuencia de una inadecuada nutrición o, directamente, de desnutrición. ¿Qué hacer frente a ello? En realidad la solución es absolutamente accesible y barata.
Desde hace varios años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha empeñado en advertir que lo que comemos y bebemos en exceso o lo que dejamos de ingerir puede reducir la capacidad del organismo humano para enfrentar infecciones causadas por bacterias o virus, pero también puede ser el origen de problemas como obesidad, enfermedades cardíacas, diabetes, varios tipos de cáncer, además de reducir considerablemente en los niños su capacidad de concentración, mermar gravemente su proceso de aprendizaje en escuelas y colegios, y provocar afectaciones en el crecimiento.
El hecho es que ningún alimento contiene todos los nutrientes que necesita nuestro cuerpo para que funcione de la mejor forma posible. De allí la necesidad de estructurar una dieta adecuada para nuestros niños y jóvenes, tomando en cuenta algunas ideas iniciales como diversificar el consumo de alimentos básicos como trigo, arroz, papas, legumbres, fruta y verduras; además de alimentos de origen animal como los huevos, carne, pescado y leche.
A ello se suma la necesidad de cocinar al vapor o hervir los alimentos en lugar de freirlos, reducir la ingesta de sal para prevenir problemas de presión arterial, limitar el uso de grasas y aceites trans producidas industrialmente, y disminuir el consumo de azúcar.
Vistas las cosas se este modo, quizá a muchos padres y madres les asalte la interrogante de por dónde empezar. Pues por lo más sencillo: justamente el segundo viernes de octubre de cada año, el mundo dedica un homenaje especial a un alimento barato y sorprendentemente rendidor en términos nutricionales, que no piede faltar en la dieta de niños y jóvenes: el huevo. ¿Sabías, por ejemplo, que solo un huevo puede proporcionar del 15% al 30% de la ingesta diaria recomendada de nutrientes?
Bueno, eso y además provee calorías suficientes para enfrentar la jornada de estudio, ácidos grasos saturados que protegen al sistema cardiovacular, sodio, potasio, carbohidratos, proteínas, calcio, hierro, magnesio y vitaminas C, D, B6 y B12. Si ello agregamos que se trata de un alimento de muy bajo costo y siempre disponible en el mercado los 365 días del año, pues ya tenemos la clave para enfrentar desde el inicio a la desnutrición y malnutrición en nuestros niños y jóvenes.
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